GUARDIA SUIZA 1721
La historia de la Guardia Suiza tiene su origen en el siglo XVI. El papa Sixto IV ya había firmado una alianza previa con la Confederación Suiza y construyó cuarteles en “Via Pellegrino” previendo la posibilidad de contratar mercenarios suizos. El pacto fue renovado por Inocencio VIII para usarlos contra el duque de Milán. Alejandro VI los utilizó durante su alianza con el rey de Francia. Durante la época de los Borgia, sin embargo, comenzaron las guerras italianas, en las cuales los mercenarios suizos eran un accesorio en la línea del frente entre las facciones beligerantes, a veces por Francia y, a veces por la Santa Sede o el Sacro Imperio Romano Germánico. Los mercenarios se reclutaron cuando se oyó decir que el rey Carlos VIII de Francia planeaba una guerra en contra de Nápoles, entre cuyos participantes estaba el cardenal Giuliano della Rovere, el futuro Julio II.
Fue creada el 21 de enero de 1506, tres años después de que el papa Julio II ocupara la silla de San Pedro y pidiera, a los nobles suizos, soldados para su protección, formando una compañía de 150 hombres. En ese momento, la elección lógica fue los mercenarios suizos, debido a la reputación que habían ganado en las Guerras de Borgoña. La fecha oficial de su fundación es, pues, el 21 de enero de 1506.
Guardia Suiza con su uniforme tradicional.
Diversos hechos de armas han inmortalizado la bravura de estos soldados, pero el más memorable ocurrió el 6 de mayo de 1527 cuando se enfrentaron a un millar mercenarios luteranos pertenecientes a las fuerzas armadas de Alemania durante el saqueo de Roma por parte de las tropas del emperador Carlos V. Lucharon ante la basílica de San Pedro y siguieron combatiendo mientras retrocedían hasta los escalones del altar mayor. Sobrevivieron solo 42 de los 189 guardias suizos; estos formaron un círculo alrededor del papa Clemente VII y lograron que escapara por un pasaje llamado Passetto di Borgo que conduce al castillo de Sant’Angelo.
Rememorando este hecho, cada 6 de mayo los nuevos alabarderos juran sus cargos ante el papa y los ascendidos toman posesión.